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Isaac Newton, el alquimista, dijo:

“Como la alquimia no trata con metales como piensan los vulgares ignorantes, cuyo error los ha hecho poner en aprieto esa noble ciencia; pero ella ha tenido rasgos materiales cuya naturaleza Dios creó para dar asistencia con el objeto & de avanzar a sus creaturas… Esta filosofía no es de ese tipo que tiende a la vanidad & engaño, pero más para ganancia & reedificación introduciendo primeramente el conocimiento de Dios & en segundo lugar una vía para encontrar verdaderas medicinas en las creaturas…. Con el objeto de glorificar a Dios en sus maravillosas obras para enseñar al hombre cómo vivir bien… Esta filosofía, tanto especulativa & activa no solamente se encuentra en el tomo de la naturaleza, pero también en la sagrada escritura, como en el Génesis, Job, Salmos, Isaías & otros. En el conocimiento de esta filosofía, Dios hizo de Salomón el más grande filósofo en el mundo.”  (P.140)

La creencia de Isaac Newton, citada en la biografía, The last sorcerer, por Michael White, sorprende. ¿Cómo un hombre de ciencia se descarriló en la alquimia? Newton no era un explorador ocasional de esta seudo ciencia, era un alquimista convencido, así como lo fue Robert Boyle. Como muchos alquimistas, se escondía detrás de un seudónimo: Jeova Sanctus Unus, Un solo Dios Santo. El mercurio (Hg) sobre todos los metales, era el más importante para los alquimistas que, por tradición, recibía el nombre de ‘el mercurio filosófico’ y en algunas ocasiones lo llamaban ‘nuestro mercurio’, que se consideraba el vehículo por medio del cual los metales podían transmutarse. (P.141).  El mercurio no era una sustancia, sino un proceso. El mercurio era la alquimia misma. El alquimista ya existía antes de la creación y el entendimiento de la Tabla Periódica de los elementos. Nada se sabía de la estructura atómica de los elementos, pero ellos creían en los poderes místicos de ciertos elementos, por la simple razón de sus impresiones visibles y propiedades físicas que demostraban tener. Los alquimistas tenían siete metales: el oro, la plata, el hierro, el estaño, el mercurio, el plomo y el cobre, de los cuales el mercurio era el único líquido, a temperatura ambiente, mientras que los demás metales tenían que calentarse a una temperatura propia que los fusionaba. De ahí salió lo que utilizaban como el ‘principio del mercurio’. El mercurio era considerado por los alquimistas como la materia prima. Los primeros experimentos de Newton, eran tratar de producir esta sustancia, como la llamaban, el mercurio filosófico. Newton creía que los planetas eran sostenidos en sus órbitas por la mano de Dios utilizando el fenómeno de la gravedad, algo contradictorio en sí mismo. Newton era arriano, seguidor de la doctrina de Arios. Arios fue un sacerdote de la cristiandad de los primeros siglos II y III de nuestra era, procedente de Libia, y establecido en Alejandría de Egipto. Era controvertido porque predicaba que Dios y Jesús no eran de la misma sustancia y que Jesús (aunque divino) fue creado por Dios, como la primera creación de Dios. Sin lugar a dudas, Isaac Newton no se ocupaba solamente del mundo físico, dejando sus principios con nosotros, que hoy se reconocen como el fundamento de la mecánica en general, y que dieron paso a las leyes de Johannes Kepler. Un gran pensador, que se ocupaba de lo que hoy se concebiría un obstáculo para la ciencia; un gran científico, que buscaba en la alquimia los medicamentos para la sanación, con la inspiración de Dios. ¡Otro aspecto de la vida del fundador de la Mecánica Clásica!

Published by pkrumbein

Retired Physics/Astronomy teacher and instructor. Master's in physics education and Master in Astronomy and Astrophysics. My interests are in reading and writing.

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